sábado, agosto 12, 2006

¡YO LO DESCUBRI ¡

Con su particular estilo, nuestro colaborador recuerda las advertencias que lanzó sobre los nuevos protagonistas de la política criolla: The Humala Brothers.

Nos desgañitamos advirtiéndolo hace seis años en TV y nos llamaron payasos, sensacionalistas, locos. Lo repetimos en estas páginas hasta el cansancio y nos dieron el mismo crédito que al solitario pastor que gritaba: "¡Ahí viene el lobo!" ¿Y ahora? ¿qué me cuentan? Como diría mi viejo: ¿Se les dijo o no se les dijo? ¡Se les dijo! Ahora los van a poner a gozar.

¿Se acuerdan de esas viejas tan patéticas del Fredemo que, días antes de las el
ecciones del 90, salían en la tele llorando y gimiendo: "¡No queremos un chino, no queremos un chino!" ¡Cómo olvidarlas!, ¿verdad? Pues bien, todos los pomposos profetas del Apocalipsis que ahora salen a advertir los horrores de Humala a la estólida plebe, me hacen recordar a ellas: siempre esperando a tener la soga al cuello para recién ponerse a lloriquear.

No estoy en el Perú pero hasta aquí me llegan los agónicos estertores de esa desesperación tardía: mi buzón de correo amanece, todos los días, atestado de anónimos mensajes masivos de advertencia: peligro, peligro, Ollanta nos quitará nuestras casas de playa para donárselas a la indiada. Oh, miseria, oh, desolación: nos obligarán a hablar en quechua.

Qué hecatombe: nos dejarán sin celular. Bah. No tengo casa de playa, me encantaría aprender quechua y, por lo que recuerdo, la existencia es perfectamente posible sin celulares. Vivo en Nueva York, claro, ustedes dirán: así cualquiera. I am very sorry, my fellows.

Que me disculpen los pontífices, los tremendistas y todo ese ejército de Colones que, a estas alturas del partido, vienen a descubrir América con el dedito en ristre, pero a mí, la verdad, me late que por ahí no era la jugada.

Primero: porque ninguna de esas frívolas razones le quitarán a Humala medio voto y segundo: porque si este gallo ha llegado hasta donde ha llegado es precisamente porque muchos, muchísimos políticos, intelectuales y coleguitas se la pusieron en bandeja, con flores de rabanito, perejil picado y todas las salsas. Qué buena vaina. Ahora resulta que todo el mundo la vio venir. Ahora resulta que todo el mundo lo dijo primero. Aquiétense, desastrólogos. Bien brujos son. Relájense, bambis. Augusto Ferrando solo hay uno. A las pruebas me remito. Página 13 de la edición de Perú.21 del 19 de agosto de 2003. ¿Qué dice allí? Se siente, Humala Presidente. ¿Hace cuánto tiempo? Como mil días. Treintiún meses. Dos años y medio. ¿Cuándo te he engañado, primito? Cholo lindo... ¡yo te descubrí!

«"Como Manco Cápac y señora emergiendo absurdamente del Titicaca, asomaron sus trasnochadas cabecitas desde las insondables profundidades de la nada. Acapararon, de repente, todos los titulares. Sus nombres rezumaban exotismo. Parecían alias de bricheros. Ollanta y Antauro. Una exquisitez. Como si un marine de ancestros pieles rojas se llamara Danza con Lobos, más o menos. Hasta tenían una hermana Cusi Qoyllur.

Pobrecita. Los Humala aparecieron cuando esa zarzuela rascuache ya no daba para más. El país coqueteaba con el vacío como Cahuide. Entonces, directo en directo, sublevación etnocacerista en no sé qué cerro, qué importa. ¿Etno qué? Nadie entendió nada y eso es intelectual. Etnocacerista, antropougartista, cualquier cosa. Cholos con Botas: el regreso. Eso es lo que era. Una barra brava de racistas. ¿Quién dio la primicia? La misma RPP, en la que a un lecherazo Jesús Miguel le ligaba Montesinos al teléfono."»

¿Y? ¿Cómo les quedó el ojal? Pero allí no quedó la cosa, mis queridos paranoicos. Más tarde, el 16 de enero del 2005, cuando la cobarde matanza de policías perpetrada por Antauro en Andahuaylas, este modesto pechereque les recordó, por si alguno lo hubiera olvidado, quién era el máximo alcachofa en esta historia:

«"Yo estoy de acuerdo con él" -señaló en aquel entonces (henchido de orgullo quechua), el candidato Alejandro Toledo, en declaraciones a la agencia EFE, al referirse a los motivos por los que el capitán Humala dijo haberse sublevado contra el presidente peruano. Aseguró "no compartir un sentimiento de sedición", pero dijo estar de acuerdo con los motivos de este militar rebelde. "No puedo dejar de compartir lo que hemos defendido a lo largo de esta campaña por la recuperación de la democracia. Sancionar a Humala sería acallar una de las tantas voces de descontento que existen al interior de las Fuerzas Armadas", finalizó, derrochando olfato político, más visionario que nunca."»

Dicho artículito recordaba además cómo, allá por los aciagos días del 2000, algunos de nuestros más encumbrados analistas políticos también se habían dejado huevear olímpicamente por la señera figura de este rebelde tan... ¡¡auténtico!! Traigan la camilla que no aguanto más. Cucuchá-cuchá, cucuchá-cuchá:

«"En realidad, todo indica que el alzamiento de Humala es auténtico" -escribió Fernando Rospigliosi en su columna "Controversias" de la edición del 2 de noviembre del 2000 de la revista Caretas. "De hecho casi todos los políticos opositores le han expresado un cauteloso respaldo y son escasos los que lo han condenado. Entre estos últimos, destaca Jorge Santistevan de Noriega, casi lanzado como candidato. El defensor del Pueblo cometió un error al reprobar virulentamente a Humala e identificarlo con Hugo Chávez."»

Pero todo indica que don Rospi no fue el único deslumbradito por las poses setenteras de nuestro lampiño y broncíneo Che Guevara. Desde los estrambóticos Ataucusis hasta ese microscópico protozoario que es hoy Olivera, todos parecieron enamorarse a primera vista de The Humala Brothers y derrocharon sus esfuerzos más locazos por treparse a la carretilla con un sentido de la oportunidad que ni Papaúpa en La Gloria, por mi madre:

«Pocos han de recordar la razón por la que, a inicios del 2001, la muy bien papeada cantante de huaynitos Martina Portocarrero fue lanzada como candidata a la presidencia de la República por las barbadas huestes israelitas de Ataucusi. ¿Alguien sabe cómo terminó de cabeza de plancha del pertinaz partiducho del pescadito? Fue una candidata de emergencia ante una grave crisis: muerto y embalsamado el eterno patriarca Ezequiel, los hermanos del Frepap perdieron la brújula y no encontraron mejor reemplazo que Juanito Ataucusi, el primogénito que, no obstante, tenía fama de ser una joyaza.

Para completar el desaguisado, la facción más dura de los iluminados del Nuevo Pacto Universal tuvo una idea fulgurante: ¡colocar en la primera vicepresidencia a Antauro Humala! Se armó la de Dios es Cristo entre las bases, desde luego, y la improvisada fórmula se disolvió, abriéndole así las puertas de la alta política a tan renombrada intérprete vernácula.

Haciendo gala de su ya conocida testarudez y con el fin de redondear sus pintorescos pininos electorales, Antauro Humala brincó entonces a la enclenque barcaza de otro barbudo delirante: Fernando Olivera, quien lo acogió patriarcal en su seno y, quizá en reconocimiento a su sólida formación académica o a su indesmayable lucha por la paz, lo galardonó con el número uno en la mazamorrienta lista de candidatos al Congreso por Moquegua del Frente Independiente Moralizador."»

Sorprendentemente, el malogrado candidato Popy, que ahora lo ataca (malogrado significa "mal logrado", por si acaso), coincidió entonces con los más pintados voceros apristas, que, en su momento, también saludaron el mítico surgimiento de este Frankenstein patriotero que hoy todos quieren desactivar sin que nadie sepa cómo:

«Ahora que ya hay muertos de por medio es que comienzan a preocuparse. Después de que casi todos -Del Castillo, Solari, Salinas Sedó- les dieran tanta pelota, ahora se vienen a dar cuenta de que los Humala son -además de ser, como Kouri, otra carta bajo la manga del Vladi- unos completos genocidas en potencia. ¿No estaba cantado, acaso? ¿Era necesario ser Jorge Basadre para verlo venir? Cualquiera que propugne la superioridad de un ser humano sobre otro es candidato de fuerza al asesinato.»

Recitad conmigo a nuestro gran poeta Washington Delgado: ya todo está dicho pero como nadie escucha, hay que decirlo de nuevo. Por si alguien seguía creyéndose el cuento aquel de los "líderes de opinión" será motivo para irse bajando de sus nubes, nubetores. ¿De qué sirvió la andanada de denuncias, a ver? Si lo desenmascaraban años antes, santo y bueno, pero ¿ahora? Too late. Too late para públicas advertencias, manifiestos o condenas de Vargas Llosas, Bryce Echeniques o Gianmarcos Zignagos.

Más gordo favor no pudieron hacerle, mis queridos ídolos del populórum: los feligreses podrán escuchar de rodillas al Papa pedir abstinencia, pero ni bien salen de misa se van corriendo a tirar. Lección aprendida, entonces. Como decía el memorable Pocho: lo veníamos diciendo, señoras y señores. Inútilmente, claro, pero lo veníamos diciendo una y otra vez, como aburridos. Nuestra alucinada futurista del 2003 terminaba así:
«Ojalá, pues, les ganen a Alan y a Fuji el 2006. Como cuando Susy llegó al Congreso dirán: "Ha sido un voto de protesta"»

La voz del pueblo es la voz de Dios. Y vaya que esta vez Dios luce más que encabronado, rayadazo, hecho un pichín, completamente decidido a cagarla toda.